Rayos, truenos, estrellas negras y calaveras estroboscópicas: 56 aniversario de la actuación de Grateful Dead en la feria acuariana de Bethel.
Esta fotografía de portada que Jim Marshall tomó el 16 de agosto de 1969 en la primera edición del festival de Woodstock, ilustra el proverbial carisma de Grateful Dead, presente incluso en los detalles aparentemente menos relevantes: una particularidad como atributo en el bombo de la batería, no reproduce el nombre de la banda como es habitual , toda vez que recoge la singularidad de llevar escrito el diminutivo cariñoso con el cual se dirigían a Bill Kreutzman, miembro fundador de la banda que se mantuvo activo durante los 39 años de su andadura; en el centro, el rayo presente en el logo de la calavera (sin la calavera aún) “Steal your face“, domina el encuadre.
Y, dando rienda suelta a la imaginación, podríamos decir que.. ¡con cualidades premonitorias!: ese logo que empezó a utilizar la banda durante ese mismo 1969, fue diseñado por Bob Thomas (a partir de las sugerencias de un personaje cercano a la banda de quien hablaré más adelante); un logo que cumplía la pragmática misión de identificar el equipo de los Dead cuando se acometíann los preparativos de sus ‘gigs’. Pero lo más curioso de todo, es que en ese momento en el cual nada hacia presagiar las complicaciones que la inminente tormenta iba a desatar sobre la actuación que se preparaba, ese rayo psicodélico que se convertirá en un icono posteriormente, fue el único que resultó ser melifluo ese día…
Una foto que invierte la archifamosa frase hecha que describe: “la calma después de la tormenta” , para ser el antecedente pacífico de un concierto que conoció todo lo contrario unas horas después justo cuando arranca su accidentada actuación: se vio reducida a la mitad, a los 80 minutos , momento en el cual los amplificadores, sobrecargados, enmudecieron súbitamente; las opiniones orientadas hacia la descalificación de esa actuación abundan, achacándole la culpa al por entonces ingeniero de audio de los Dead, Owsley ” Bear” Stanley, a la sazón, el inspirador de ese rayo emblemático que se consagró en miles de actuaciones dando una suerte torrencial a las Jam sesssion de los Dead, ese día parecía haber conjuramentado una actuación maldita…
¿Quién se atrevería a llevar a cabo un concierto en medio de los estragos del diluvio que cayó anteriormente? . El escenario era un torrente, y Owsley tomó la decisión más sensata : interrumpir ese concierto durante al menos dos horas; confiaba en que tras ese tiempo, el recinto estuviera lo suficientemente seco como para que pudiera celebrarse sin que los miembros de la banda resultasen heridos.
Y, transcurrido ese lapso, el show comenzó:
Un escenario húmedo que haciendo contacto con los equipos sonoros de la banda desprendía rayos, que saltaban como sapos de fuego azul eléctrico abruptamente en los momentos menos predecibles fue lo que encontró la banda; el testimonio de Bob Weir durante la interpretación del primer tema, “Saint Stehen”, enfatiza el estupor provocado por los cortocircuitos inoportunos que le azotaron la piel durante este arranque es contundente : “los rayos y chispas que saltaban me obligaban a retroceder constantemente, reduciendo mi movilidad en escena”.
Con todo, la banda resistió estoicamente en el escenario logrando tocar 5 rotundos temas improvisados que hicieron brotar otras nubes, esta vez estroboscópicas, durante la larga jam sugerida por uno de sus logros artísticos más inspirados: el descomunal “Dark Star”, que sonó en tercera posición justo después del ‘cover’ de Merle Haggard, “Mama Tried”. Otro tema, “High Time”.
Y después, otro ‘cover’ , esta vez de Bobby Bland, dará paso a un momento álgido que apunta la gloria que pudo venir después: una extensa improvisación del tema “Turn on your love light“, con un virtuosismo abrumador en los teclados de Ron “PigPen” McKernan desalojaron durante 40 inconmensurable minutos la maldición de los rayos de esa noche.
Por suerte, el set integral fue grabado. Se puede pedir la cabeza de Owsley como tributo echándole la culpa del apagón de amplificadores que vino a continuación, pero este hombre tiene el mérito de haber logrado la famosa “Wall of sound” de los Dead y, en cualquier caso, los beneficios que trajo como técnico de sonidos superaron históricamente este supuesto lapsus.
Se podría decir que la banda estuvo abúlica, pero no lo creo a tenor de lo que veo en la filmación. Prefiero quedarme con la profesionalidad de la banda que, asumiendo la mala suerte, no dejó de dar un concierto Grateful Dead de primera clase… ¿Qué hubieran hecho otros en su lugar?