Moonshine Wagon, un trago más

Una nube de polvo se levanta en el camino, una autocaravana surge de la polvareda y frena en seco a las puertas del Fillmore Huertano, bajan cuatro barbudos cantando a voz en grito canciones de los Backstreet Boys. No, no es creíble, empecemos de nuevo. Una autocaravana cae del cielo sobre el cañizo del escenario y lo hace trizas, la ventanilla del conductor está bajada y se escucha una cinta de casete de Mikel Laboa.

¿Se lo cree alguien? Hay muchas maneras en las que Moonshine Wagon podrían presentarse ante nosotros y en todas la presencia escénica te arrebata y su música te zarandea obligándote a bailar al compás, al compás. Una semana antes estaban en Tennessee, donde los atardeceres son de bourbon y el bluegrass una emanación del suelo.

Hoy, en línea de a cuatro en el secano alicantino, se han traído en los bolsillos la tierra de las mil danzas, el ritmo canalla de los garitos y una forma de entender la música en la que se impone lo festivo. Let’s Go Down To Hell. Vámonos al infierno, proclaman en la primera canción.

Es un viaje sin instrumentos eléctricos, sin teclados, sin batería, un descenso vertiginoso a la fuente del ritmo guiado con el violín y la mandolina, el contrabajo y la guitarra. La noche es sudor y es cerveza y un arco de violín que rasga el aire húmedo y se hace invisible.

La noche está hecha de voces roncas y aullidos a la luna, miradas de complicidad y diversión cómplice, toneladas de música poderosa servida con los instrumentos musicales de los granjeros. “It’s So Slow” te aplasta contra la pared, “Ghost” acelera las agujas de los relojes, cabalgas sobre un potro salvaje cuando suena “My Mind Is Mine”, “Days Go By” huele a pastel de manzana, y “Txoria Txori” es el eslabón misterioso entre un aurresku y una buck dance de los Apalaches.

Dijo hace algunos años Matt Horan que el country es el punk de los viejos. Lo que hacen estos cuatro espíritus del bosque que viajan en su autocaravana, Goiatz, Lander, Dagda y Víctor, es el heavy de los que no recordamos nuestra edad. Otro trago más de ese whiskey antes de irnos. My Liver Is Trying To Survive!

Goiatz Dutto (violín, mandolina y voz). Lander Lourido (guitarra y voz). David “Dagda” Sánchez (banjo, bouzouki y voz). Víctor Gabriel Martín (contrabajo).

Videos: Jorge Navarro, Julio Navarro Oncina. Fotografías: José Francisco Montilla Orgilés.

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