Low Festival, Benidorm, Baila con alguien

Tras hacer acto de presencia en el escenario Matusalén, donde Triángulo de Amor Bizarro mezclaban a partes iguales el ruido con las melodías triviales para deleite de muchos, y sin tiempo casi para escuchar a los cartageneros Nunatak, cuyo pulso infinito de guitarras y metales en el escenario Wiko, el de las promesas, merecía seguramente un poco más de atención, la cita ineludible de la noche era con Lori Meyers.

Nunatak en el Low Festival 2017

Los granadinos, que no eran cabeza de cartel pero como si lo fueran, llenaron casi hasta el último palmo de hierba el recinto del escenario principal, el de la Estrella Damm, y pusieron en el menú buena parte de sus himnos junto con algunos de los temas del reciente “En la espiral” que ya han alcanzado, en poco tiempo y por derecho propio, la misma categoría.

Todo eso sin perder el control, contradiciendo la letra de uno de sus éxitos recientes, porque los Lori Meyers hicieron un concierto medido, calculado, pulcro y sin necesidad de hacerse los graciosos. Sobrio en las formas pero con una conexión emocional nada desdeñable con el público. Sí, como cantaron en “¿A-Ha han vuelto?”, no quedaba pista de baile para bailar su canción, y las historias se sucedían en la voz de Noni, para que te encontraras en cualquiera de ellas, en varias, en todas las que quisieras.

Lori Meyers en el Low Festival 2017

Dicen los hípsters más melancólicos que esa gema que se llama “Emborracharme” es una canción tristísima, pero anoche diez mil personas por lo menos la bailaban. O sea, que hay un Lori Meyers para cada sensibilidad, y quizá ése sea el éxito de esta banda que sale a escena con esmerados juegos de luces que señalan un camino claro, que es capaz de transmitir frescura y optimismo a quien lo prefiere, sin dejar de dar el biberón por otra parte a los que disfrutan yendo a “esos sitios deprimentes”. Bravo por ellos.

Con menor intensidad de decibelios pero no menos carga emocional Xoel López, otra luminaria del indie nacional, desgranó sus canciones en el Matusalén, con ese aire simpático que le lleva a hacer afirmaciones tajantes como si tal cosa. Ya sabes, que el amor no es lo que piensas, y sea lo que sea lo que piensas te hace dudar cuando lo oyes, porque te lo canta con esa voz tranquila, ese envoltorio folk, esos arreglos pop.

Xoel López  en el Low festival 2017

La banda que se trajo al Low Festival sonaba limpia, conjuntada, sin esos empastes en los que naufraga la mayoría del panorama indie nacional. Recordó su viejo éxito en inglés “I’ll see you in London” y como en realidad lo único que pretendíamos era que nos llevara a bailar, nos lanzó ese tema emblemático (“Solo quería que me llevaras a bailar”) a la tercera de cambio y todos satisfechos.

El coruñés podría llegar muy alto si se lo propusiera, pero se encuentra cómodo desde hace una década, instalado en la desabrida onda musical que asola España y a la que él da un toque de distinción.

Mando Diao en el Low Festival 2017

Y rozando el lunes, que para eso eran las doce, aparecieron los cabezas de cartel, los suecos Mando Diao, que duraron con las camisas puestas lo justo, nos hicieron saltar con una avalancha de pop energizante y, cuando todo parecía ir sobre ruedas, se retiraron, apagaron las luces unos minutos y reaparecieron cual DJ’s de pecho descubierto a pinchar electro-pop ante el pasmo de la gente.

Por suerte y tras otro mutis por lo oscuro, salieron para cerrar su noche, una noche en la que el frenesí alcanzó el cenit con “Dance with somebody”, y, sin remedio, caímos enamorados con nuestra canción favorita, la cantamos toda la noche, la bailamos con quien teníamos al lado. Porque el domingo estaba siendo, lo mirásemos como lo mirásemos, una invitación a bailar.

Fotos y vídeos por Juan J. Vicedo.

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