Van the Man in crescendo en el Azkena

Van Morrison ha seguido en Vitoria-Gasteiz el mismo camino sonoro por el que transitó el verano pasado en Bilbao y luego continuó a finales de 2017 en Madrid. Entre las lindes del jazz y los nuevos enfoques souleros de clásicos, el irlandés fue de menos a más en una sesión de lucimiento técnico que no se asomó a los abismos místicos anhelados por la corriente minoritaria de la cofradía.

Van Morrison Azkena Rock Festival 2018.2

Caledonia se quedó entre brumas, a la espera de nuevos bríos musicales. El crescendo partió desde unas mucosidades reprimidas con té calentito y montones de Kleenex hasta el cierre habitual con Brown Eyed Girl y Gloria.

Van Morrison Azkena Rock Festival 2018.9

El saxo y la armónica calentaron el ambiente, mientras la guitarra se quedó intacta en el escenario. Tras sentirse mejor Van Morrison propinó tres grandes zancadas (Real Real Gone, Lonely Avenue y Whenever God) que elevaron el listón y sobre ese colchón pudo repasar viejos (Wild Night, Days Like this, Moondance o Precious Time) y nuevos (Broken Record, bastante repetida últimamente) temas que son su ADN actual.

Alcanzó con este repertorio y algunas piezas más matices impensables en espacios abiertos, con una calidad de sonido fantástica. Una alegría constatar que brilla como siempre el talento de Teena Lyle y el mando de terciopelo de Paul Moran, junto a Paul Moore, Dave Keary, Mez Clough y Dana Masters, una voz que casi hace sentir celosón al maestro.

Van Morrison Azkena Rock Festival 2018.6

El tío vinagre supo cantar con esfuerzo encomiable su vieja verdad: lo único que importa es el amor, porque somos hijos del universo. Los cinco o seis mil espectadores, algunos bisnietos del cosmos, se lo llevaron a casa.

Texto por Miguel López. Fotos y vídeos por Ana Hortelano.

 

More from Equipo de redacción de Dirty Rock Magazine

La cantera del blues madrileño

El músico Fernando José Figueroa organiza desde hace dos años los “Domingos...
Leer Más