We’re The Quireboys and this is rock&roll, 6 de mayo 2011, Cine Víctor, Santa Cruz de Tenerife.

The Quireboys 6 de mayo de 2011 Tenerife
The Quireboys 6 de mayo de 2011 Tenerife
The Quireboys 6 de mayo de 2011 Tenerife
The Quireboys 6·mayo·2011 Tenerife

Sobre las nueve y cuarto de la noche y no las “7 o’clock”, The Quireboys (formerly The Queerboys) desentumecieron sus músculos en directo a los acordes de un tema de Willie Dixon que no necesitaba presentación: “Gipsy woman told my momma, before I was born …”.

Cinco de los músicos vestían de negro, Matt Goom batería, Damon Williams al bajo, Keith Weir piano, Guy Griffin guitarra; la excepción eran el guitarrista Paul Guerin y el cantante Spike (Jonathan Gray), quien lucía su habitual look a lo Jack Sparrow. Hechizados con esa energía entre Faces / Guns’n’Roses y los salvajes Stones, unidos al garrote vil del rock sureño, más el rock vocal de Rod Stewart con sus escuderos, Paul Guerin y Guy Griffin, como un tándem imparable que se bate en todo tipo de peleas, su primera visita a Canarias fue un k.o. en toda regla en el primer round. The Quireboys, estos “coristas” de Londres, aunque ligados a la ciudad del alcohol y la cerveza como es la lluviosa Newcastle, aterrizan en Tenerife después de cruzar carreteras polvorientas en nuestro país. Sin duda, una de tantas “Underrated Bands”, continuistas del rock disparatado y espirituoso de The Faces, pero menos canalla que los The Cult, y con vestigios Rod Stewart, Jagger, Reverend Gary Davis y Tina Turner, son la respuesta inglesa a los The Black Crowes. Corrían tiempos del “grunge” y Guns’n’Roses cuando The Quireboys aparecen en escena a mediados de los ochenta. En mis manos cae, un poco más tarde a principios de los noventa, una maravilla de álbum “A bit what you fancy” y después un recopilatorio tributo de los cientos que tengo de los Glimmer Twins con un tema de ellos “Doo doo doo doo (Heartbreaker)”: había que tenerlos en cuenta, a estos alocados sobrinos de Faces y Stones con vocación sureña, sabía que habría diversión y rock garantizados. Éso si te van los riffs alcoholizados con espuma y actitud despendolada.

No tiene sentido indicar aquí el orden del repertorio del pasado viernes porque, rarezas aparte como «I don’t love you anymore» en el que fundieron el Fool to cry de los Stones, fue el set list que normalmente suelen tocar en otra de sus infinitas permutaciones, aunque para mi sorpresa, añadieron canciones de su bien engrasado “Well Oiled” (2004): «The Finer Stuff», «Lorraine Lorraine» y «What’s your name?». Desde el comienzo con «Misled», «Tramps and Thieves», «The Finer Stuff», «C’mon», «There she goes again» y «Mona Lisa smiled«, sonaron sucios y creíbles, más cercano a la voz de lija, rasposa y afónica del escocés de adopción. Hasta ese momento Spike y sus cuatreros no estaban dispuestos a parar, ¡¡¡yeee haw!!!! gritaba constantemente mister Sparrow, cervezas volando desde el público hacia Spike, él las devolvía and rise your glasess!!!, venas en el cuello hinchadas, rock reptiliano y vendaval sonoro, aunque durante ese comienzo el sonido en el Cine Víctor no estuvo a la máxima altura. Entonces todo se vuelve a parar con la interpretación sepulcral de «Roses & Rings», inquietante letra purasangre a lo Maggie May.

Desde el primer minuto se pudo comprobar el rol de cada uno en las tablas, Spike se encargaba de ello, muy interactivo toda la noche ante el incomprensiblemente escaso público, haciendo un guiño al comienzo del espectáculo acerca del horario del concierto, odd schedule, nine o´clock … Pletóricos con alma y garra sonaron «I love this dirty town», «What’s your name?», «Lorraine Lorraine», «This is rock and roll», «Hey You», la sureña «Whippin’ boy», «Sweet Mary Ann» hasta que Spike nos pregunta la hora a todos nosotros desde el centro del escenario, bamm!!, It’s seven o’clock, sonó totalmente viciosa !!!

Por un lado Guy Griffin y por otro Paul Guerin descargando chulería y carisma, Keith Weir proporcionaba un agudo rígido tras otro desde su piano, Matt Goom el batería cumplía con creces, marcaron el punto más álgido de la actuación que se ganó por goleada al respetable. Encore de dos canciones, «I don’t love you anymore» intercalada con el fundido de «Fool to cry» de Richards and Jagger, y como de balas en el cargador se tratasen, traca final con la orgásmica «Sex Party», las notas se nos clavaban en nuestros sexos como fluidos, el volumen era ensordecedor, catarsis comunal, espectáculo y fiesta sobresaliente, con cierto sabor agridulce por la poca asistencia de público, Juan Salán, el promotor del evento se arriesga y apuesta por el espectáculo ¿pero por cuánto tiempo ladies & gentleman?

 

 

Hay que hacer una gran reflexión sobre ello, The Quireboys cumplieron su sueño abriendo en Newcastle para los Stones a principios de los noventa, además de haber compartido escenario con Alice Cooper, Aerosmith y AC/DC entre otros, nunca he terminado de creerme eso de que en Tenerife y otras islas solamente se vive de la salsa, merengue, folklore y Pepes Benaventes. Jóvenes y no tan jóvenes en Los Llanos de Aridane, Gáldar, Pájara, Yaiza, Icod de los Vinos, Tuineje o Guarazoca se pasaron la noche del concierto quizás en sus casas o en el típico bar de su zona en vez de habérselo pasado en grande aquí, en el Cine Víctor; algo falla.

Lo que es imperdonable es que tampoco asistan a este evento ni a otros que han pasado por nuestras tierras; esos “rockeros de postal” de Tenerife y otras islas, la gran mayoría sin ninguna seña de identidad rockera, más allá de su camiseta del grupo, “disfrazados” y encasillados en Elvis, Loquillo, Ramones y otras historias, todo el santo año vendiendo humo sobre la actitud y una forma de vida determinada a sus colegas. Cuando llega la hora de la verdad y de pasárselo en grande, se quejan del precio de la entrada o de cualquier cosa. Para los que se lo perdieron, el concierto estuvo lleno de uppercuts y ganchos cargados con riffs de rock & roll, soul y southern music que nos hicieron bailar asalto tras asalto hasta que sonó la campana a eso de las twelve o’clock p.m.

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