Nacho Para, Sonidos de la Huerta

Nacho Para Bantastic Friends

Nacho Para camina por veredas que albergan secretos a la vista de todos, se deja herir por sonidos que nacen de los bancales y los huertos y hace canciones con ellos. Encerrado en su casa de Miranda cuando en el mundo campaban el miedo y la amenaza, grabó un disco intimista y crepuscular, “No Parking Tickets in the Clouds”, una última frontera en la que cabe tanta verdad como música. Con el disco se vino una bendita tarde de septiembre al Fillmore Huertano, acompañado por sus amigos, con los que desde hace años viene construyendo un refugio que se llama Bantastic Fand, en el que puedes quedarte a vivir a oscuras porque todas las canciones tienen luz. Fue el último sábado de un verano húmedo y sofocante, y hacía calor en la huerta eldense, pero escucharlos nos refrescó el alma.

En el principio fue la música acústica, nueve canciones, nueve estrellas apareciendo en el anochecer, tímidas en su destello, portadoras de sosiego y de felicidad. Era imposible no sonreír, no buscar la mirada de alguien cerca de ti en la que reflejarte. Canciones que en el disco te seducían en la distancia, rasgaban de repente el velo y te subían a ellas. Eran y no eran las mismas, en la voz de Nacho Para se crecían, y los músicos las empujaban hacia las paredes encaladas y el granado que abrazaba la noche. Eran una brisa que solo puedes sentir cuando ellos están allí, a unos pocos metros, y no imaginas nada porque todo sucede ante tus ojos. Bendita música en vivo. Benditos conciertos.

Nacho Para Bantastic Friends.

Recorrimos los caminos polvorientos de “In the afternoon”, subimos a las nubes con “Hurry Up”, sentimos el sueño perdido de los sesenta en “Ain’t Got No Time”, la impotencia de quien aislado del mundo por fuerzas oscuras solo puede ver su propio rostro en “Only Seen My Face”. Te tocan el corazón todas esas historias y la música que las lleva, las maravillosas tonadas que viajan en la brisa te curan el dolor y te devuelven la esperanza.

Nacho Para Bantastic Friends.

Pero es sábado y Nacho Para no puede dejarnos ir a casa en ese estado, flotando en los caminos asfaltados, ebrios de beatíficas sensaciones y consuelo. Estaban escritas en la lista una docena de canciones en las que Iván Estefanía tomaría el bajo eléctrico y Paco del Cerro iba a cambiar el cajón por la batería.

Nacho Para Bantastic Friends.

Nacho Para Bantastic Friends.

Nacho Para se levantó de su silla, no era momento ya de seguir sentados, y los espacios que Carlos Campoy abría con los teclados anunciaban otro horizonte. Y aunque por un momento “Rowdy Boy”, desgarradora, nos recordó que existen las cunetas en las que caer y los cruces de caminos en los que perderse, las canciones se habían vestido de fiesta. “Drivin’ North” nos había puesto en marcha en la autopista de ida y vuelta, y “Smiling”, con Paloma del Cerro en el micro, buscaba las alturas.

El camino, con Nacho Para, siempre pasa por Dylan, y con “If Not for You” se anticipó ese momento por llegar, la hora en que contaba Levon Helm que los chistes eran más picantes y las bailarinas llevaban menos ropa. Entonces nuestros pies pidieron su medio metro de suelo, los brazos se lanzaron hacia lo alto, casi se agotaron los botellines de cerveza, y la huerta se llenó de colores. Aquel embeleso con el que habíamos disfrutado de canciones como “Leaving You My Soul”, que abrió el concierto, había dado paso gradualmente a otro modo de felicidad, en el que “Anymore” fue el epítome de la exaltación gozosa. “My Morning”, voces desnudas avivando la melodía, nos devolvió al remanso de serenidad en el que los sonidos de la huerta viven en las canciones.

Videos de Jorge Navarro y Julio Navarro Oncina. Fotografías de José Francisco Montilla Orgilés y Jona Martínez.

 

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