Brian Jones (28 febrero 1942- 3 julio 1969) In Memoriam

Brin Jones (28 febrero 1942- 3 julio 1969) In Memoriam 2024

«¡Paz, paz! No está muerto, no duerme Ha despertado del sueño de la vida», Percy Bysshe Shelley.

La muerte de Brian Jones, acaecida la noche del 3 de Julio de 1969, conmocionó la escena musical a nivel planetario. El suceso se contempló como una tragedia súbita vivida con estupor por sus fans (mientras vivió su número siempre fue superior al acumulado por Jagger y Richards individualmente); este aprecio no era compartido por sus compañeros de grupo que, aunque subrepticiamente ( a veces no tanto!!), tenían reservado para él una buena porción de inquina; le consideraban poco menos que un advenedizo que no encajaba en el grupo ¡¡Alguien que tenía que desaparecer a toda costa!!

Brian Jones (28 febrero 1942- 3 julio 1969) In Memoriam.

Contundente como las nefastas balas que disparan los abismos, la vida ( terrenal) de Brian se extinguió oficialmente en el cráter que ofrecía la piscina de su mansión de: un espejo de agua que ,en el momento final, ya no reflejaba la imagen del artista: ese espejo hecho trizas marcó el inicio de una sucesión- aún no interrumpida- de años de buena suerte para el resto de los Rolling Stones.

HA DESPERTADO DEL SUEÑO DE LA VIDA

Resulta sintomático que ,en el breve lapso que sucede desde el día del óbito hasta la multitudinaria aparición de unos pletóricos Stones (fecundos creativamente) en el baño de masas que supuso su concierto gratuito en Hyde Park dos días después, el propósito inicial del mismo, la presentación oficial del sustituto de Brian, Mick Taylor de los bluesbrakers de John Mayall, tuviese que incluir (forzosamente!!) una elegía que ,no por adecuada y elegante, resulta fehacientemente (el footage registrado un situ- incluido el filmado por el gran cineasta experimental Kenneth Anger para su film Invocation of my Demon brother -es revelador) resulta sospechosamente fría y, llamativamente hipócrita.

Adonais es la pieza que un impolutamente blanco Mick Jagger recita ante la multitud congregada; el texto es sublime y sentido como corresponde a un genial Shelley: un inspirado panegírico que el artista dedica a su maestro John Keats con ocasión de su muerte; la elección es acertada, la declamación de Jagger profesional, pero algo no encajaba: no transmite emoción, y mucho menos empatía o lamento por la muerte de un compañero.

Puede que Brian , aquella controvertida noche de julio, hubiese entregado sus sueños maltrechos a un implacable dios con cara de perro. Seguro que su «vida» en los últimos momentos fuese amarga; bebía en demasía y ese fue el motivo esgrimido por sus compañeros para expulsarle: la tensión es palpable en las sesiones de grabación de Let it Bleed, el disco postrero de Jones en el cual a penas participa.

LAS HUELLAS DACTILARES DE LA PESADILLA

La muerte de un amigo o un familiar es un suceso duro de llevar: en su funeral vistes un traje de recuerdos que no es a tu medida y que, por tanto puede resultar asfixiante o insoportablemente laxo. La muerte de un artista admirado, a pesar de la ausencia de recuerdos cercanos, reviste el color sucio de las pesadillas que golpean las ventanas de la memoria cuando son fúnebres: si bien conservas el esplendor de la obra que pudo realizar en vida, la rabia triste que transmite su pérdida se asemeja a una lapidación emocional no deseada.

Lo peor ocurre cuando tus supuestos amigos y compañeros se empeñan en enterrarte sine die y mucho más allá de tu muerte física…

LA LÁPIDA QUE PUEDE HABLAR

El funeral de Brian Jones se celebró oficialmente en 1969 en Gloucestershire el 10 de agosto- un día después de la comparecencia gratuita de los Stones en Hyde Park -, aunque podría ser que Brian llevase muerte, sobre todo para sus comentarios, una buena temporada. Los encontronazos la falta de conexión, la desconfianza mutua ( entre los principales núcleos euros de los Stones: por una parte él y por otra el tándem compuesto por Keith y Mick) y, sobre todo los celos… habían empujado a Brian por el abismo de ecos mortuorios de su fatídico piscina; quizás pasó un tiempo levitando mientras agonizaba, pero la muerte ya había invadido sus poros.

Y finalmente fue enterrado, pero solo físicamente…

Decir que su legado es impresionante e imperecedero y por tanto inmortal es un lugar común en estos casos… pero en el de Brian resulta que su permanencia en la vitrina de los grandes está de sobras asegurada:

Su carisma, aquel que propició que su imagen encarnarse la quintaesencia de la estrella de rock nacida en el seno del Swining London, permanece inalterable. Su extensión más allá del Atlántico, alcanza el fulgor del Summer of Love: su espectacular aparición entre el público, o, alcanzando las manecillas del reloj de la inmortalidad, junto con artistas relevantes del cartel como Jimi Hendrix, abraza los labios de piedras preciosas del talento y el savoir faire.

Brian Jones (28 febrero 1942- 3 julio 1969) In Memoriam.

Su atuendo en esa cita, fabrica movimientos que se convierten en telas de hilos prerrafaelistas; filigranas textiles que conectan con flujos neuronales emparentadas con las murallas de pelo rubio de su sombrero con forma de melena. Un tipo que mucho antes, cuando despuntó en las filas de la banda de Alexis Korner, era el foco de atención, atención que se acentuará a partir de 1962,momento en el cual funda The Rolling Stones.

Fue un gran guitarrista pionero del Slide en Inglaterra. Fue una mente inquieta e abierta a la influencia de sonidos limítrofes: música hindi y también de los maestros cantores de Joujouka ( Marruecos). Una presencia que escapa gritando alegre más allá de su tumba, y que tiene cumplida presencia en el homenaje que le rinden un puñado de artistas.

BRIAN EN EL CINE

La vida de Brian ha sido recreada también en la literatura, y lo podemos comprobar con la lectura de obras como Utopía Avenue de David Mitchell: novela enmarcada en los años de eclosión de la psicodelia que predomina su figura en detrimento de la de Jagger y Richards, pero en este escrito, que ya se extiende más de lo que esperaba, me limitaré a citar dos films que rinden merecido tributo a su persona.

STONED, EL GENUINO ROLLING STONE (2005)

Dirigido por Stephen Woolley con Leo Gregory en el rol de Brian. Un film que predomina el talante hedonista de Jones antes que de sus habilidades musicales; describen sus intensas cabalgatas sexuales sin escatimar desnudos, y hace énfasis en su periplo ,a veces traumático (fue perseguí draconianamente por la» justicia»), cuando no, definitivamente fatal. Un film interesante pero no magistral.

ROLLING STONE: LIVE AND DEATH OF BRIAN JONES (2019)

Intenso, apasionante y aromático documental que permite respirar los recuerdos, anécdotas y sensaciones de la vida, pasión y «muerte» de un Brian Jones presente en la exégesis de sus amigos, enemigo y fans; en la fotografía en movimiento de un footage exquisito ,en ocasiones inédito, que le confieren un estatus especial.

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