El arcoíris eléctrico encuentra al salvaje ángel azul: Jimi Hendrix en la Isla de Wright la madrugada del 31 de agosto de 1970

Esta fotografía de Charles Everest, muestra un destello visual de la galería de prodigios que supuso la aparición de Jimi Hendrix en Wight: riffs con tritonos explosivos, distorsiones de guitarra como espirales extraterrestres, parques de atracciones psicodélicas entre dunas y mareas de Wah- Wah, y momentos estremecedores de blues progresivo; todo ello felizmente registrado en audio y sonido como epitafio de una carrera que cambio la historia de la música.

Una actuación que igualó (o superó!) a la que ofreció en Woodstock en 1969; cuando le quedaban 13 meses de Vida. Una actuación, esta de Wight, que consolidó su estatus de leyenda inmortal; aún cuando, valga la paradoja, le quedaban tan solo 18 días de vida.

UNA EDICIÓN CONVULSA

Jimi Hendrix había actuado ante su mayor audiencia en Estados Unidos el 4 de julio de ese mismo año en el Atlanta pop festival. Y en esa tercera edición del festival británico, lo hizo ante una congregación que alcanzó la escalofriante cifra de 700.000 personas (cómputo superior al registrado en la primera edición del festival de Woostock).

Se podría decir que esa peregrinación hacia el sector East Afton de la isla de Wight, donde de ubicó el escenario principal, marcó el fin de la utopía hippie en ese paraje que, por otra parte, no volvería a ser utilizado como lugar de encuentro musical hasta 2002; un contingente de voceros timoratos manipulados por el diputado conservador Mark Woodnutt intentó suspender esa edición, pero necesitaba pruebas fehacientes que reforzarán sus previosines sobre el nefasto pandemonium propagador de plagas y maldiciones que iba a celebrarse. La verdad sobre los hechos, podría deducirse del testimonio de Douglas Osmond, jefe de policía de Hampshire” hubo menos violencia que en partido de fútbol”; Osmond en cualquier caso no deja constancia de caso alguno de contagio de enfermedades perminiciosas como la poliomielitis, que según la cofradía retrógrada y circunda de Woodnutt, iba a transmitir el público asistente.

A este personaje le faltó el drama que empañó la sórdida edición del festival de Altamont, celebrado un año antes justo unos meses después de Woostock: no hubo muertes registradas. Desgraciadamente, finalmente se aprobó la draconiana ley, encajada con calzador que imposibilitada ‘sine die’ las concentraciones masivas en la isla.

Afortunadamente, si bien no hubo una cuarta edición inmediata, el testigo del espíritu de la cita de Wight fue recogida por la feria de Glastonbury, sobre todo tras la edición de 1972. Remito al soberbio documental que allí rodó Nicolás Roeg ( “Performance”- con Mick Jagger’ , “The man who felt to earth- con David Bowie-,”Walkabouts”, “Amenaza en la sombra”). Estos detalles en nada interfirieron en la aparición que sobrevive a Jimi póstumamente como postrero baño de multitudes.

LA ACTUACIÓN

Aproximadamente a las 2 pm de la mañana, Jimi Hendrix toma el escenario East Afton como un brazo de luces estroboscópicas andante; un hechicero con una varita mágica hecha con el rayo más radiante de una tormenta eléctrica sobrenatural : la guitarra Fender blanca y negra que porta . Le acompañan Mitch Mitchell a la batería y Bill Cox ( el único que vive en nuestros días) al bajo; la actuación que van a celebrar se registrará en un álbum y en un documental que llevarán el título de “Blue wild angel: Jimi Hendrix at isle of Wight festival 1970“. Y es el visionado de este último el que inspira mi crónica.

La aparición de Jimi Hendrix junto con su banda, se produce tras una jornada de actuaciones brillantes entre las cuales destacan las de Free y la de Jethro Tull, que se produjo poco tiempo antes. El ambiente está soliviantado por la exigencia que había esgrimido buena parte de los asistentes, destinada a obtener la gratuidad del festival, la cual se obtiene no sin polémica, esfuerzo y algún que otro tumulto como el que trae consigo una lamentable interrupción durante la actuación de Joni Mitchell.

Por ello no resulta extraño que Jimi arengue a la multitud, en los instantes previos al concierto, con profusos llamamientos a la paz. Estos enlazan con una versión de construida del himno nacional británico, “God save the Queen”, que va a la saga del “The Star splanged banner” norteamericano con el cuál había sorprendido un año antes en Woodstock.

A continuación llega una versión del ” Sargeant Peapper lonely heart club band”. Pero será con el posterior ” Spanish magic casttle”, que comience a fluir el hipnagógico hilo de neón eléctrico que tejió el “Rainbow bridge” que siempre postuló Hendrix; un solo central se desliza sinuoso brillando en la oscuridad azul y blanca de un escenario iluminado por el ojo platillo volador de un cíclope ; el tema es matizado por el bajo de un Cox en estado de gracia que teje una alfombra de purpurina que engarza con el ritual rítmico de Mitchell.

Continúa la ampulosa versión del “All a long the Watchtower” de Dylan. Y después, tras un preámbulo el que Hendrix menciona la innoble guerra de Vietnam por entonces en curso, se desató el maremágnum sonoro de “Machine Gun” ; extensa versión que se convertirá en una clase magistral que describe los estilemas y prodigios del guitarrista: técnicas que alcanzan el surrealismo subyugante y la abrumadora demostración de virtuosismo.

No obstante, Jimi se muestra generoso en su genialidad permitiendo que Mitchell se luzca en un espectacular solo que le da una dimensión desconocida al tema, que probablemente es el mejor del show. La fiesta prosiguió con el adictivo riff de Truenos de diamante de “Lover Man”.

Nuevas canciones como “Freedom”( que se incluye en su disco póstumo” The cry of love”(1971), abrirá para el delincuente blues ” Red house”, para continuar con “Dolly Dagger ( tema que abre el también póstumo ” Rainbow bridge “). Resulta obvio que esta actuación tiene el mérito añadido de presentar la electrizante versión en directo de unos temas que ese momento eran primicia y que, lamentablemente, no fueron escuchados con posterioridad a causa de la inopinadamente y súbita muerte del artista.

El segundo tramo del concierto, con oportunas adopciones de la Flyinng V, trajeron el vendaval de hits sucesivos que conjuraba el ” In front the storm” que transmitía la atmósfera. Pero el ARCOIRIS trajo consigo sus tesoros:” Midnight Lightning”,” Foxy Lady”, “Hey Joe”, ” Voodoo Child ” o la demoledora ” Purple Haze”.

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