Chris Robinson Brotherhood: Neal Casal que estás en los cielos

Chris Robinson Brotherhood Neal Casal review discos

El poso amargo que nos dejó el final de la Chris Robinson Brotherhood no desmerece en absoluto el legado de una de las bandas más sólidas y excitantes del planeta durante sus ocho años de existencia (2011-2019). Sin ningún reproche a una inmaculada discografía, sus directos eran pura delicatessen, ceremonias de degustación de lo mejor de la música americana comandados por esa mega estrella/macho alfa que era y es Chris Robinson. Pero sin duda el motor y alma del grupo fue el siempre añorado Neal Casal.

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Fundado en uno de los habituales descansos de los Black Crowes, el combo nace como ligero entretenimiento (a la manera de las míticas bandas de bar de los 70’s/80’s) para convertirse rápidamente en una de las mejores máquinas de RnR de su época. Partiendo del amor común por las versiones para abrazar posteriormente un rico cancionero propio plagado de esos lugares comunes que tanto nos gustan, las mínimas expectativas del proyecto permitieron a Robinson relajarse, y más aun cubriéndose las espaladas con los compañeros de trayecto que eligió.

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Con varios cambios de personal en la sección rítmica a través de los años, el esqueleto del grupo se cimentó en el omnipresente Adam MacDougall a las teclas (fundamental en el sonido groovy de los Crowes en «Warpaint» y «Before the frost» y compañero de Casal en esos ácidos Circles Around the Sun de aromas deadhead) y Neal Casal a las guitarras.

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Dentro de mi trío de guitarristas favoritos de los últimos 25 años (junto a Derek Trucks y Warren Haynes), Neal siempre me pareció el más todoterreno, el que más palos tocaba. No el mejor (lo dejo en triple empate técnico), pero si el más variado. En las dos visitas de la banda a Bcn (2016 y 2018) el repertorio técnico de Casal fue tan exuberante como infinito, sin artificios, pero con una técnica portentosa y un feeling sobrenatural. Si a parte del tema meramente musical te encuentras con un tipo tan afable y llano como simpático se entiende que su prematura marcha nos dejara a todos encharcados en la tristeza.

La sorpresiva marcha de MacDougall al finalizar ese canto del cisne que fue el estimulante y valiente «Servants of the Sun» (2019) y la posterior muerte de Casal certificaron el final de una banda maravillosamente anacrónica, arraigada en el pasado pero con un sonido fresco y vigente.

La tranquila y fluida transición del folk-country-rock de sus primeras entregas hasta el cosmic-groovin’-rock de sus últimos trabajos queda como uno de los más excitantes viajes emprendidos por una colección (¿hermandad?) de músicos en perpetua libertad artística. A smiling epitaph…

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