“Madrid Rock” abierto por vacaciones (Junio y Julio 2016. Crónicas de Rival Sons, MadCool, Elvis Costello, Wilco, Robert Plant, Steve Vai, Rod Stewart, Damien Jurado, Huercasa Country Festival y Nathaniel Rateliff & The Night Sweats)

Con Agosto ya avanzado y con el gusanillo de la añoranza de buenos shows en las salas de nuestra ciudad, casi “muerta” en este mes estival, es buen momento para echar la vista atrás y terminar de rumiar algunas de las delicias que nos dejaron los primeros meses del verano. Puede ser coincidencia o no con el cambio de gobierno de la capital en este año, que como todo trae sus cosas buenas y menos buenas. Lo cierto e inapelable es que la oferta cultural y en particular en lo que a música se refiere en la capital se ha enriquecido muchísimo en este último año y hemos tenido la oportunidad de asistir a grandes shows en recintos variopintos del foro madrileño. Demos un repaso pues a lo que hemos vivido en estos meses previos al desolado Madrid de Agosto.

Nathaniel Rateliff & The Night Sweats Madrid 2016

No había llegado todavía Junio cuando tuvimos la oportunidad de asistir a la primera edición del festival GetMAD! que en un formato atípico realizaba una ofensiva simultanea distribuyendo shows por diferentes salas madrileñas. Había pues que elegir en algunas ocasiones entre espectáculos casi simultáneos y en Dirty Rock no dudamos en ir a ver el 28 de Mayo a los Rival Sons en la Sala Changó. Coincidía con la final de la Champions League y nos encontramos con media entrada que supuso un lujo para ver a una banda del calibre de los californianos. Nos encontramos simple y llanamente con un rock en estado puro. Una extraña mezcla entre los Doors y Black Sabbath. No en vano los de Long Beach estaban en medio de una gira en la que teloneaban a los de Tony Iommi y Ozzy Osbourne. Los Rival Sons acaban de publicar un maravilloso trabajo llamado “Hollow Bones” que os recomendamos encarecidamente. La descarga de la Sala Changó fue básicamente para hacer un rabioso repaso a sus cuatro primeros discos en una conexión casi idílica con un público que les coreaba apasionado. El show fue creciendo exponencialmente de mucho a muchísimo y en ningún momento bajó de temperatura. Con Jay Buchanan descalzo sobre las tablas, agudizando la sensibilidad de estar pegado al escenario sobre el que canta y que le hace vibrar sintiendo a su público más cercano. Nos comentó al finalizar el concierto que ni siquiera calienta la voz antes de los shows, que no ha tomado clases de canto, ni de técnica en su vida y que su capacidad es totalmente natural, innata e indomada. Jay considera que tiene un don y que está obligado a compartirlo con el mundo y así creemos que es realmente, una fuerza de la naturaleza que lleva a los Rival a lo más alto del panorama actual del rock-blues. Mención especial merece también la guitarra de Scott Holiday y el manejo maestro que hace de los efectos de su pedalera. Hay que destacar de su set los temas “Open My Eyes” y “Keep On Swinging” que pusieron un broche de oro bestial a una noche perfecta que tardaremos en olvidar.

En puertas casi del verano y con temperaturas ya muy propias de la época estival tuvimos la oportunidad de ver a Elvis Costello en el Monumental de la calle Atocha el 5 de Junio. Todavía con el buen sabor de boca que nos había dejado la semana anterior el paso de Mark Lanegan por el Teatro Lara y con la vista puesta en el lujo que supuso degustar Graham Nash, Mike Farris y posteriormente todo un Mad Cool que nos cubrió de gloria a base de platos gourmet como The Who, Band Of Horses y Neil Young.

Más allá de los cabezas de cartel presenciamos otras actuaciones de lo que podemos llamar las joyas del festival, entra las que destacamos The Strypes, The London Souls, Jane’s Addiction, Walk Off The Earth, Michael Kiwanuka, Augustines, Gary Clark Jr. y Ben Miller Band. The Strypes son una banda de cuatro chavales imberbes capaces de demoler un estadio con la furia de su directo y atrevimiento. Una pose a medio camino entre los Ramones y la corriente Mod más gamberra que nos metieron en el cuerpo las ganas de fiesta y de que la noche no terminara nunca con su directo arrollador en la madrugada del jueves al viernes. The London Souls abrieron la jornada del sábado bajo un sol de justicia, pero su descarga de hard rock era de tal magnitud que tuvimos que quedarnos a verlos a pesar del calor. Increíble lo que pueden hacer sobre el escenario sólo dos personas, guitarra y batería. Al más puro estilo Black Keys. A la mente nos viene el recuerdo de bandas como Grateful Dead, Steppenwolf, T-Rex, Free y Ten Years After. Realmente tuvimos la sensación de estar cronológicamente en algún punto musical entre la Isla de Wigth y Woodstock. Walk Off The Earth fueron lo más cercano que puedo imaginar a la definición de fiesta. Montaron un auténtico espectáculo con sus innumerables miembros e inimaginables instrumentos sobre el escenario todos a una. A base de temas propios y versiones prepararon al personal para la que se nos venía encima con Neil Young que actuaba justo después. Gary Clark Jr. ya sabíamos que iba a ser musicalmente perfecto con ese recuerdo al gran Hendrix en cada una de sus riffs y solos. Pero tenemos que decir que adolece de una falta de simpatía y conexión con el público que vacían en gran medida su actuación, vamos, que lo que entra por un lado se va por el otro. La sorpresa del Sábado fueron Band Miller Band, a medio camino entre el folk irlandés, el country bluegrass y el hard-rock. Una auténtica pasada de la que os tenemos que dejar un vídeo como muestra, ya que en este caso se hace bueno el dicho de que una imagen vale más que mil palabras:

Volvamos con Costello para comentar brevemente lo que supuso su visita. El londinense es un artista ecléctico donde los haya capaz de componer e interpretar las más variopintas obras. Ha ido saltando en su carrera de punk a pub-rock para desembocar en country-rock y jazz moderno, del que ha creado su propio estilo. Multidisciplinar con los instrumentos nos deleitó en el Teatro Monumental a la guitarra eléctrica y acústica, piano, ukelele y mandolina. Costello vino solo en su gira Detour, sin Attractions, sin Imposters y sin ningún tipo de acompañamiento más allá de su propia voz y esos instrumentos. El escenario estaba gobernado por una gran televisión como las antiguas de tubo en la que Costello iba proyectando imágenes de la música que le ha influido, desde las Big Bands de los 20 a los 50 a melodías más modernas pasando por un homenaje a su padre, la persona que le metió el “veneno” en el cuerpo. Ross MacManus era un músico de versiones para radio y televisión, a su talento se unía una voz singular que le valió para abrirse camino en el difícil mundo de la música y adoctrinar a su hijo Declan Patrick (nombre de pila de Elvis Costello) en los caminos del ritmo. Elvis nos cuenta que su padre estuvo 5 puestos por encima de los Beatles en los billboards anglosajones con el clásico “If I Had A Hammer”. Casualmente tuvo otro éxito destacado bajo el pseudónimo de Day Costello con una peculiar versión del “The Long and Windind Road”, escrito por McCartney, que estuvo en la parte alta de las listas australianas durante casi 20 semanas. Costello nos proyectó en su TV el mencionado “If I Had A Hammer” de Ross:

A la izquierda del escenario estaba el piano, prestado según nos comentó por su mujer Diana Krall a condición de que no sufriera un solo rasguño, en el centro el set de guitarras con una silla de madera que recordaba a tablao flamenco y a la derecha las cuerdas más atípicas en forma de ukelele y mandolina, acompañados por un gran megáfono artesanal que uso acertadamente en una de sus interpretaciones y otra pequeña silla. Elvis se mueve por el escenario variando de acompañamiento de un lado a otro y juega con la voz y con los instrumentos de igual modo. Es capaz de lo mejor en ambas disciplinas. Sorprende al piano con una obra que nos dice acaba de componer y que fue ciertamente conmovedora. El tema más conocido y aclamado por el público fue el “She” de la banda sonora de “Notting Hill” que interpretó en una versión lenta con acústica. Muchas referencias también durante la tarde a su amigo y genio Allain Toussaint, recientemente fallecido en Madrid este año al día siguiente de dejarnos una actuación histórica en el Lara. Costello proyecta en su gran TV uno de los extras de la edición japonesa del maravilloso “The River in Reverse” que creó con Toussaint, se trata del temazo “The Greatest Love” que se queda para siempre en nuestras retinas con un escalofrío en la espalda.

Dos horas y media que fueron una verdadera delicia de concierto y una demostración de proeza por un genio de la música que ya es un clásico hace mucho tiempo.

En cuanto a festivales, después del atracón del Madcool llegó el momento de otro evento festivalero, las Noches del Botánico que ha supuesto el paso de grandes artistas y bandas de renombre por los Jardines del Botánico madrileño. Otra organización perfecta como la del Madcool en plena ciudad nos llevó a ver a tres grandes como Wilco, Robert Plant y Steve Vai de entre un cartel en el que cabe destacar otros nombres como Patti Smith, que venía a repasar su álbum “Horses” al completo, Alan Parsons Project, Marillion, Seal o la mismísima Gloria Gaynor. Vamos con uno de los grandes momentos del verano madrileño el 2 de Julio, la visita de la banda de Jeff Tweedy, los grandísimos Wilco que no defraudaron y se marcaron un show a su altura, con un primer set eléctrico y otro posterior desenchufado con todo el público en completo silencio para capturar el encanto de cada uno de los acordes en nuestros tímpanos. El escenario del Botánico sonó muy bien, con una acústica que no esperábamos de ese recinto y que nos dejó encantados, bien sea por las pruebas de sonido y ajustes técnicos o por la naturaleza de la disposición de los jardines. El caso es que Tweedy se quitó la espina del desastre sonoro de Vistalegre de unos años atrás. Repasaron temas de su última loncha “Star Wars” y de toda su carrera, de la que no se dejaron fuera casi ningún clásico. El único que esperábamos con ansia y que se quedó fuera fue “You & I”. Mención especial merece el show acústico en el que cubrieron con versiones tan inusuales como preciosas los temas: “Misunderstood”, “It’s Just That Simple”, “War on War”, “I’m Always in Love”, la siempre deseada “California Stars” del primer álbum de su trilogía junto al gran Billy Bragg y la colosal “A Shot in the Arm”. Wilco son los representantes máximos del sonido Americana y miles de bandas les deben su influencia como precursor de este tipo de corriente que tanto adoramos y que cada día está más en auge. Siempre es un lujo ver a Wilco en directo, sabemos a lo que vamos y lo que obtendremos, así que ya estamos contando los días para que nos envuelvan con esa magia en su próxima visita.

El 14 de Julio llegó el momento para uno de los más esperados del verano en el Botánico, el grandísimo Robert Plant que ya nos dejó con la miel en los labios el año pasado tras cancelar los conciertos que tenía agendados en nuestro país. Pues bien, todo lo que viene a continuación me duele en el corazón, pero mi obligación es ser fiel a lo que vimos y eso no tiene otro nombre que decepción infinita. Es indudable el pasado de Plant junto a los indiscutibles dueños del Rock, Led Zeppelin, es también respetable la magnitud de trabajos como el que más recientemente se marcó el ingles con la gran Alison Krauss, aquel “Raising Sand”. Pero lo que vimos en las Noches del Botánico rozó lo patético y se metió de lleno en lo lamentable. Es verdad que público y críticas estaban entregados antes y después del concierto debido a la magnitud de Plant, pero no nos equivoquemos, lo que vimos no fue eso. Vimos a un tipo que no llegaba con su voz a ninguna de las versiones del zeppelín de plomo y que metía todo tipo de efectos y reverberaciones para suplirlo. No contento con eso las versiones estaban modificadas en ocasiones con ritmos cercanos al reggeaton y metiendo con calzador melodías africanas de manos de uno de los músicos que trae Plant con la banda y que no le pega ni con cola. Para colmo de males en el set de Madrid dejó fuera de la lista temas como “Black Dog” y otras grandes joyas que sí ha tocado en sus shows de la actual gira europea. Vergüenza ajena absoluta supuso el destrozo de un himno como es “Who Lotta Love”. Para mi este tema es una religión que fue profanada con alevosía sobre el escenario del Botánico esa noche y que me rompió el corazón en mil pedazos. El concierto terminó cuando Plant y los suyos, los llamados Sensational Space Shifters abandonaron el escenario tras el bis. Pero yo creo que el remordimiento de Plant llegaba hasta tal punto por el engaño que nos acababa de entregar que salió de nuevo para hacer el único tema que se salva de la noche. La canción que evitó el magnicidio absoluto, una versionaza acústica de “Going To California” que sirvió para que, al menos, no nos fuéramos llorando de impotencia a casa. Mal Robert, muy mal, los escasos 80 minutos que duró el show a cambio de los casi 90 eurazos peor malgastados del año.

Menos mal que llegó el 18 de Julio y otro grande, en este caso Steve Vai nos sacó la espina, la estaca que Robert Plant nos había clavado en el corazón desde ese mismo escenario. Vai sí que nos demostró respeto a si mismo y a nosotros como público. Tengo que decir que hasta la fecha no había visto a nadie tocar la guitarra en directo como lo hace el de Carle Place. Qué entrega y que pasión. Y justamente eso venía a celebrar Steve, el 25 aniversario de su álbum, “Passion & Warfare”, que tocó enterito de cabo a rabo para deleite del respetable. No perdimos el gesto de boca abierta en las casi 3 horas que duró su espectáculo, con un pequeño descanso necesario de todo punto para descansar los virtuosos dedos de Vai. La conexión con el público fue absoluta e incluso subió a dos personas al escenario retándoles a canturrear cualquier melodía para reproducirla con sus 6 cuerdas a continuación con cirujana precisión. Durante el concierto hasta en tres ocasiones se proyectaron imágenes grabadas de artistas que tocaban el tema al mismo tiempo que Steve Vai. Tuvimos el privilegio de asistir a un semidirecto a duos magistrales de la mano de Joe Satriani, John Petrucci, fundador de Dream Theater y el mismísimo Frank Zappa, mentor indiscutible de Vai. La noche fue algo más que grande y nos fuimos con una sonrisa de oreja a oreja en un espectáculo que dejó de lado la lírica y se centro en el virtuosismo guitarrístico más absoluto. Muy alto Steve Vai. Gracias shakesperianas por este genial sueño de una noche de verano madrileño.

Durante el transcurso de las Noches del Botánico otro festival de a concierto diario estaba aconteciendo en nuestra ciudad con no menos brillo. El Universal Music Festival del Teatro Real. Un pelín elitista en lo que al precio de las localidades respecta, pero de una calidad indiscutible con nombres como Diana Krall o Rufus Wainwright. Nosotros hicimos el parón del Botánico y nos fuimos al Real para ver a Rod “The Mod” Stewart el 5 de Julio, y es que no podíamos desperdiciar la ocasión de ver en ese formato a un clasicazo como el galés. El recuerdo de una de las bandas de cabecera en nuestra redacción, los históricos “Faces”, nos hacía presentarnos en las puertas de la opera madrileña con una ilusión sin precedentes. Rod es una deidad musical y el show fue simplemente maravilloso, el único “pero” fueron los 85 escasos minutos de duración para un concierto que debería haber durado un mínimo de 3 horas vista la carrera musical del gigante que presenciábamos. Aunque también es verdad que vimos 22 temas sin prácticamente parón intermedio alguno. La fiesta se vaticinaba con el espectacular clásico de Sam Cooke “Having a Party”, otras covers fueron para el tema de los Crazy Horse “I Don’t Wanna Talk About It” que ha popularizado Rod, el “The First Cut is the Deepest” del glorioso Cat Stevens o el típico “Sailing” de Sutherland Brothers. Nos encantó el lanzamiento de balones de futbol a todo el público que pateó Stewart desde el escenario con espectacular destreza durante toda la duración del tema “Hot Legs”. Terminamos el show con un tremendo “Da Ya Thing I’m Sexy” que dejó a todos los componentes de la banda tirados en el suelo para levantarse posteriormente abandonando en escenario y no retornando para ni un solo bis adicional, a pesar de los más de 5 minutos que nos tiramos tarareando a capela el estribillo del último tema. Pero Rod es un Dios, lo sabe y hace lo que le place. Y en este caso el divo decidió que se acabo y así era, se había acabado y nos había sabido a muy poco, habiendo disfrutado no obstante como unos niños con zapatos nuevos, como le gusta a Rod.

Otro de los eventos que merece mención es el festival de los Veranos de la Villa, cuya tradición es ya longeva en Madrid, pero que este año ha incluido la variante, además de la programación que tiene el Circo Price previo pago, de ofrecer muchos de sus conciertos de modo gratuito y en lugares singulares de la capital. En este sentido tenemos que mencionar el show que Giant Sand ofreció en Moratalaz y sobre todo el intimista y acogedor regalo que nos brindó Damien Jurado el 21 de Julio en un rincón perdido del encantador parque de la Quinta de los Molinos. Damien nos había visitado meses antes en el Lara agotando las localidades a precios no muy populares, pero ahora se trataba de un espectáculo abierto a todos los públicos y sin coste alguno. No nos creíamos mucho cuando llegamos al sitio que Jurado fuese a dar un concierto en tan pintoresco escenario, ubicado entre tres pequeños estanques de no más de 15 metros cuadrados cada uno y rodeado de arboles y naturaleza, custodiado por dos antiguas escaleras de piedra y algunas columnatas. Un sitio totalmente paradisiaco y reducido en el que disfrutamos de la tranquilidad de un set acústico en el que Damian estuvo acompañado de un guitarrista de 12 cuerdas y una voz angelical de mujer que le hacía los coros y manejaba los pedales de loop con absoluta maestría en la coordinación de toda la backing-track. Todo esto ante la atenta y relajada mirada de no más de 200 personas. Todo un lujo acunado por la brisa de la noche madrileña que dio un descanso al bochorno como si supiera que el evento lo merecía. El de Seattle finalizaba además gira europea y tuvo una especial conexión con el público, reconociendo que el sitio era el más idílico en el que había tocado nunca y sintiéndose afortunado por ofrecer su set entre árboles, naturaleza y grillos a los que nos pidió que escucháramos como acompañamiento privilegiado a su repertorio.

Por cerrar el tema de los festivales y aunque no se ubica concretamente en Madrid, no podemos dejar pasar, por cercanía, la maravilla y el lujo que supone el Huercasa Country Festival a pocos kilómetros de la capital, en Riaza y bajo el marco incomparable de la montaña que gobierna las vistas del recinto festivalero. Una organización más que notable nos regaló la tercera edición de un festival que esperamos y deseamos se prodigue en el tiempo por muchos años. Allí nos juntamos ya cada mes de Julio como una costumbre padres e hijos con nuestros sobreros y botas vaqueras al ritmo de los acordes country de los artistazos con los que llena el cartel la organización capitaneada en gran medida por el maestro de ceremonias que es Manolo Fernández y su dilatada experiencia a los mandos del que sin duda es uno de los mejores programas de la radio nacional, su Toma Uno de Radio 3.

En esta ocasión Huercasa se celebró el fin de semana del 8 y 9 de Julio con grandes nombres como Ryan Bingham, The Turnpike Troubadours, Whitney Rose, Sam Outlaw, The Mavericks y la tradicional HCF All-Stars Band creada para el evento por el propio festival a base de talento nacional country entre los que destaca con luz propia y por segundo año consecutivo el maestro constructor e interprete de Pedal Steel, Guillermo Berlanga.

Vamos por partes porque Huercasa tiene mucho que desgajar. Todas las bandas y artistas mencionadas son números uno en lo que a música country americana se refiere, pero en este festival hay un nombre que, sin ser cabeza de cartel oficial, sí que lo era moral. Se trata del gran Ryan Bingham que es de largo la estrella más brillante de este Huercasa.

En Dirty Rock tuvimos la ocasión de entrevistarle, (clica en éste enlace para leer la entrevista a Ryan Bingham previa a su actuación en el Huercasa Country Festival). Se trata de un tipo humilde, honesto y por encima de todo gran músico y mejor persona. Con una carrera que incluye entre otros reconocimientos un Oscar, un Grammy y un Globo de Oro. Sobre el escenario de Riaza apareció en una formación un poco distinta a la que nos deleitó en Octubre de 2015 en la madrileña sala But. Allí la descarga fue mucho más eléctrica acompañado de la banda al completo. En Huercasa “sólo” pudimos disfrutar de un trio compuesto por el mismo Ryan a la guitarra acústica y el acompañamiento de una guitarra eléctrica y violín. Todo lo que el espectáculo perdió en fuerza lo gano en intimidad y delicadeza. Es increíble ver como la peculiar y superdotada voz de Ryan se va modulando sobre cada uno de los temas para llegar justamente a lo que pide cada ocasión. Para el recuerdo de este festival quedará por siempre en nuestras retinas la memorable versión del clásico de Bruce Springsteen “Atlantic City” a la mandolina. Nunca olvidaré la cara y la mirada de complicidad que me lanzó mi hija de 8 años, en primera fila del show y con atenta mirada hacia Bingham, cuando interpretó esta delicia. La primera noche terminó con los Turnpike Troubadours en el escenario para un fin de fiesta por todo lo alto con más electricidad y fuerza. Una banda que nos resultó mucho más cercana al rock que al country, pero que nos dejó del mismo modo contentos y felices.

En su segunda noche, Huercasa nos regaló joyas como la lindeza que es la voz aterciopelada de ese ángel canadiense llamado Whitney Rose que por momentos nos recordaba a la gran Emmylou. Rose visitaba por primera vez Europa cuando puso pie en nuestro país para esta actuación. Nuestro deseo y convencimiento de que tendrá una larga y fructuosa carrera quedó avalado por el hecho de que el mismísimo Raúl Malo de los Mavericks se subió con ella al escenario para acompañarla a la guitarra durante su repertorio. Tras Whitney Rose tuvimos ocasión de presenciar el show de country clásico que ofrece Sam Outlaw y que ya nos había visitado en Madrid un par de meses atrás. Mucha delicadeza y saber estar en el que fue el show más tradicional de la noche. Una noche que cerraban los mismos Mavericks tirando de galones y descargando un set mucho más eléctrico en su formato de banda contundente. Tintes latinos que por momentos recordaban la mejor época de Santana y nos pusieron a bailar a todos dejándonos satisfechos. La recta final incluyó entre otras delicias una versión de la nostálgica “Harvest Moon” de Neil Young bajo la atenta mirada de la luna de Riaza que flanqueaba la retaguardia mientras ensillábamos nuestros corceles de vuelta a casa al cierre del festival. Larga vida al Huercasa!

Entre tanto festival no nos vamos a dejar la joya de la corona, el show que Nathaniel Rateliff & The Night Sweats que actuaron en la Sala But en la noche del 7 de Julio. Debo reconocer a mi pesar que no había seguido la trayectoria del barbudo de Missouri hasta la fecha con detenimiento, pero mi visión cambió de modo radical tras presenciar la fuerza de la naturaleza que nos tumbó en esa noche madrileña. Lo que vimos roza lo paranormal, un tipo que canta y toca de modo incontenible y una banda que arrolla todo a su paso. Una contundencia arropada por el órgano Hammond desbocado, dos guitarras rabiosas asentadas en la raíz del sonido Telecaster y un bajo y percusión que llevaron al límite la sección rítmica del conjunto. ¡Qué barbaridad! Nathaniel es un músico que ha ido evolucionando lejos de asentarse en la corriente inicial que le vio nacer a medio camino entre el folk y la introspección. Se ha juntado con los Night Sweats y ha creado un pedazo de álbum rock-soul que ya quisiera para sí el mismísimo Mike Farris, ambos Nathaniel y él parecen negros nacidos blancos, pero Rateliff es ahora mismo una corriente mucho más desconcertante y provocadora. Su loncha soulera “Nathaniel Rateliff & The Night Sweats” ha sido editada por el legendario sello de Memphis Stax, asociado históricamente al Soul. El tema que abre el álbum ya describe lo que viene a continuación, os recomiendo pincharlo y estar atentos a ese pedazo de himno soul que es “I Need Never Get Old”. El corte llamado “S.O.B.” es otro trallazo que habla de cómo beberse la vida hasta la última gota tras el dolor que provoca una ruptura. Desconozco si el título del tema tiene que ver con la película de Blake Edwards homónima que narra las peripecias de un productor para resurgir de sus cenizas tras su primer fracaso cinematográfico o si simplemente estamos ante la abreviatura rabiosa de Sons Of A Bitch. Para nosotros es uno de los mejores trabajos en lo que va de año y probablemente me quedo corto si digo también que de la década que vivimos. Por favor, Nathaniel, vuelve pronto a insuflarnos con tu oxigeno puro!

Hasta aquí nuestro pequeño resumen de crónicas del aluvión de shows que ha supuesto en la capital los meses de Junio y Julio. Os dejamos deseando que llegue Septiembre y acabe con la sequía que supone Agosto en la capital en comparación con el resto del año. Salud!

Texto, fotos y vídeo por Javier Naranjo.

 

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